miércoles, 3 de abril de 2013

Hablando del monorriel


Producto de la sal quiteña es el chiste que circuló cuando se habló de que en Quito iban a construir el monorriel. Se dijo que no podía ser monorriel, sino “longorriel” porque monorriel lo harían solo los monos, refiriéndose a la gente de la Costa…
Ahora que Quito proyecta la construcción de un metro o tren subterráneo para superar el congestionamiento vehicular, Guayaquil, con el mismo derecho que Quito, planifica un monorriel que, según el proyecto, debería cruzar la ciudad desde el puerto marítimo hasta el Puente de la Unidad Nacional.
Guayaquil nunca duerme porque sus habitantes trabajan día y noche. Y tampoco se duerme sobre sus laureles, por eso es una ciudad que, con el esfuerzo de sus propios hijos, nacidos en esta ciudad o afincados en ella, construye día a día su futuro que es motivo de orgullo para quienes vivimos en Guayaquil; y de emulación para quienes no viven aquí.
Las grandes ciudades del mundo buscan solucionar sus problemas del tránsito vehicular mediante la transportación masiva. Uno de estos medios, además de la metrovía que la tiene Guayaquil, es el monorriel. Guayaquil tiene una topografía envidiable. Es una ciudad ancha, amplia, lo que hace que sus gentes tengan una visión más abierta de la vida, y esto también sirve para que el monorriel pueda ser construido sin grandes obstáculos, aunque a un costo elevado.
Este proyecto de la construcción del monorriel no debe quedar en el simple proyecto para que se dé paso de inmediato a los estudios respectivos y, así mismo, para encontrar su financiamiento; que no debe tener obstáculos porque todos los organismos internacionales que prestan dinero para obras públicas saben muy bien que Guayaquil cumple con sus compromisos en forma seria y oportuna.

Tomado de diario Extra

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